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Más que una práctica, el yoga es un estilo de vida que sana, cuida, purifica y fortalece el cuerpo, la mente y el espíritu mediante la práctica de las posturas (asanas), la respiración (pranayamas), los sellos energéticos (bandhas), gestos psíquicos (mudras), el sonido (mantras)… Todo ello ligado a una actitud meditativa que convierte la práctica en un ejercicio de observación de uno mismo que, mediante el autoconocimiento y la autoaceptación, nos lleva a un estado de bienestar y paz interior a través de la presencia consciente en el momento presente.

Si puedes respirar, puedes hacer yoga.

Cualquier persona puede comenzar a practicar yoga. No necesitas ninguna experiencia previa. Aunque las posturas sean las mismas para todos, lo importante es la relación que cada persona establece consigo misma a través de la práctica. Yoga no es ejecutar una asana de manera perfecta, sino lo que aprendes en el camino hacia ella.

Cuando entiendas que no se trata de luchar, sino de fluir, habrás ganado la batalla.

Una de las cosas más difíciles, pero en última instancia más liberadora sobre el yoga, es dejar ir el ego y aceptar que nadie es mejor que el otro. El yoga te enseña a no competir. Es más un trabajo de aceptación. Y a partir de ese autoconocimiento, aprender a sacar el mejor partido a ‘eso que eres’ de manera natural, fluida, sin esfuerzo.