En 1923 don Manuel Rodríguez Sánchez, después de haber aprendido el arte de hacer zapatos durante años con don Jesús Puente Muíño, abrió su propio taller de calzado en el municipio de Carballo.
Desde muy joven aprendió a elaborar calzado artesano y se especializó en la realización de zapatos para gente con necesidades específicas en los pies.
Ramón Ángel Rodríguez Añón continúa con el taller tradicional, legado de su abuelo.