En este restaurante tratamos de aportar el amor y el cariño que le tenemos a nuestro trabajo. Esto trato de impregnarlo en mis platos y en mi equipo, la otra parte necesaria para la obra.
Indispensable es el respeto al producto ya que, si no, sería imposible trabajar como cocinero. Con sencillez tratamos de sacar lo mejor de nosotros mismos y así ofrecer un servicio humilde y próximo, profesional y discreto. Cocinar es amar, amar es sentir y ésta es parte de mi vida, y mi satisfacción es que nadie podrá decir que no lo intenté.
Miguel F. Castilla