"Al parecer algunos individuos de hiedra pueden vivir hasta mil años formando un verdadero tronco. Trás una mutación limitada, las ramas fértiles presentan un número limitado de cromosomas. Así, cada hiedra adulta, es un ser doble, una especie de quimera".
Somos dos artesanas que hace cuatro años empezamos nuestra quimera con las fibras en un pequeño pueblo de la Val D'Aran, Bausen, en pleno pirineo catalán. Un lugar que parece anclado en otro tiempo con idioma propio y en el que a los cestos se les llama Paèrs.
La aventura empieza en este entorno, salir y descubrir que una vara de avellano, que una liana de clemátides o una mimbrera ya asilvestrada se transforma en el cuerpo de una idea, de un sueño.
Un proceso que compartimos con quien quiera acercarse a una forma de hacer, de ser.