Entre el primer y el segundo círculo de murallas que rodeaban Paterna en la Edad Media en un edificio de 1881 (el antiguo ayuntamiento) se encuentra en la actualidad el Museo Municipal de Cerámica, en una zona del municipio que aún conserva el trazado sinuoso del urbanismo de las ciudades musulmanas con sus calles angostas y oscuras. El visitante que se acerque al edificio museístico encontrará en él un fiel reflejo de la actividad alfarera que ocupó a gran parte de la población paternera durante los siglos medievales y parte de la Edad Moderna, desde los siglos XII-XIII hasta finales del siglo XVI. Durante estos cinco siglos la cerámica procedente de los talleres alfareros de Paterna se integró en las redes comerciales que la Corona de Aragón mantuvo con todos los puertos del Mediterráneo obteniendo un merecido prestigio por la calidad de sus producciones.
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