MCyM Pontevedra

La visión de ganar Pontevedra para Cristo es lo que motiva el trabajo esforzado de cada miembro de la congregación. Todas las semanas nos reunimos para tener un tiempo de comunión, oración y estudio de la Palabra. Tenemos grupos en casas donde se predica el Evangelio y se hacen lazos de amistad cristiana. Creemos firmemente que Jesús es la respuesta y la solución a todos los problemas del hombre. Por ello, nos dedicamos a publicarlo en hechos y palabras, con la fe de usar todos los medios posibles de comunicación. Trabajamos para ser una iglesia en la que cada miembro sea un productor y no tan solamente un consumidor porque toda la gracia que se recibe debe compartirse. El anhelo de Dios es de ganar almas para el cielo y por supuesto nosotros queremos ser sus instrumentos, creyendo que cuanto mas numerosos seamos mas almas tienen la seguridad de la eternidad con Dios. Esto será una realidad con el poder del Espíritu Santo y el esfuerzo de todos.
Esta iglesia no nació en el corazón de un hombre sino en el corazón de Dios. No nació hace meses, sino hace años. No será conocida solamente por su nombre, ni por el nombre de su pastor, ni por su ubicación. Será conocida realmente como lo fue el Arca del Pacto: "Porque pondré mi presencia en ella, porque iré adelante como guía y protección. Porque el movimiento del Espíritu Santo que está y habrá en esta iglesia será tal que vendrán muchos a verlo, como sucedió en aquella fiesta del pentecostés. Un avivamiento como no ha existido antes en esta ciudad, lo creemos y lo confesamos. Esta iglesia será como un lugar de refugio para muchos. Dios preparará a los ministerios que trabajarán en ella. La gente vendrá a esta iglesia, hambrienta de una alabanza y adoración al Señor honesta e íntegra, de una palabra de Dios para llenar sus mentes del cielo. No será una iglesia que condene a la gente, sino que emplee la misericordia, sabiendo que el poder del amor en Dios vence todo odio, rencor, maldad, enfermedad, … “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda mas tenga vida eterna” (Jn 3.16)