Bajando, bajando la calle nos encontramos Las Runas, frente a un paisaje de encinas, fresnos y arces. Delante de la casa, el huerto ecológico y a un paso los pinares. El aire trae aromas de jara, de tomillo, de tierra húmeda. Rompiendo el silencio de la tarde, desde el arroyo llega el concierto de ruiseñores y de todo su acompañamiento coral de pajarillos, el ladrido del corzo, el ulular del carabo entre cencerros de vacas y ovejas. ¡Ya está bien de tanto ruido! En las Runas, frente a la lumbre se puede preparar la cena, jugar una partida de ping-pong y reservar hora en la sauna y el jacuzzi para sacudir el estrés