La Marisma del Guadalquivir nace al final de la transgresión flandriense, que se inició hace 18.000 años. Durante ese episodio, el nivel del mar ascendió unos 120 metros, invadiendo el continente y organizando un gran estuario a partir de las desembocaduras de los ríos que hoy forman la Marisma.
Comenzó así a configurarse el nuevo litoral, cuyo principal agente formador era la corriente de deriva que, con dirección oeste-este, aportaba grandes cantidades de arenas provenientes de la erosión y arrastre de materiales del farallón costero. Se formaron barras arenosas, adosadas a la margen derecha de los ríos, que ocasionaron el cierre de la desembocadura de los cauces menos caudalosos y la creación de lagunas litorales.
La datación de la turba acumulada en algunas de estas lagunas permite establecer el final de la transgresión flandriense, y la correspondiente estabilización del litoral, en 6000 años antes de la actualidad, aproximadamente.
“Puedes, famoso Betis, dignamente
al Mincio, al Arno, al Tiber aventajarte
y alzar contento la sagrada frente
y en nuevos y anchos senos dilatarte:
pues quiso el cielo que tu bien consiente,
tal gloria, tal honor, tal fama darte...”. Miguel de Cervantes 1.585