Las montañas de Fuentes están hechas de pinos, higueras, olivos, carrascas, y también de las espinosas aliagas, y los aromas del tomillo, del poleo y del romero.
Enmedio de tal sinfonía de perfumes está La calma casa rural. Quizás ese olor que solo tiene pueblos como este, y el silencio espeso, definen la esencia de lo rural.
Es un pajar restaurado utilizando las mismas piedras y maderas con el que se construyo hace 200 años. Por la ventana se oye el cantar del río que nace montaña arriba.
Y por la noche solo el sonido del campo y una manta de cercanas estrellas.
Nuestra intención es que los sentidos os lleven a ese lugar de origen, donde todo empieza, y que después de vuestra estancia, tengais la sensación de haber recuperado algo muy íntimo cuya conexión habiais perdido. Desconectar y volver recuperados, de eso se trata ¿no?.