En medicina tradicional se usa para tratar las siguientes enfermedades y dolencias: Lesiones y enfermedades relacionadas con daños celulares, como el cáncer. Heridas profundas y gangrenadas. Infecciones, quemaduras. Tumores, abcesos y floroncos. Reumatismo. Inflamaciones. Hipertensión. Piedras en el riñón. Diarreas.