Joyería J. Hernández

En 1992, Joaquín Izquierdo y Mª Dolores Hernández, llevados por la ilusión y el empeño de comenzar un nuevo proyecto juntos y aplicando los conocimientos que tenían adquiridos en el sector, decidieron emprender un negocio familiar inspirado en una Joyería Relojería.



El primer reto que se les presentó fue bautizar su pequeño proyecto; pensaron en hacer partícipes a sus dos hijas, Laura y Silvia, usando las dos primeras sílabas de sus nombres, optaron así por dos opciones: Joyería LASI o Joyería SILA. Ante el descontento del resultado, decidieron probar suerte con sus propios nombres: Joyería JODO o Joyería DOJO, siendo aún peor esta segunda opción, por lo que dijeron: «Vamos a juntar los cuatro» y formaron: Joyería SILAJODO o Joyería DOJOSILA. Ya con las manos en la cabeza y pensando que no había combinación posible optaron por J.HERNÁNDEZ (usando la «J» de Joaquín y «Hernández» del apellido) con el resultado de Joyería J. Hernández.

En 1992, comienzan con una pequeña tienda que puso en marcha el proyecto de la familia Hernández; años después en el 2000 se trasladaron a su actual emplazamiento en la Avenida Aragón, ampliando así la superficie del local y apostando por nuevas marcas, más actuales y frescas, marcando su propia personalidad basada en la confianza y cercanía al cliente.



En 1996, la Joyería J. Hernández inaugura un nuevo local en la Carretera Alcañiz (Calle Santa Amalia, nº 9), participando así en el crecimiento del barrio. Será Laura, la hija mayor, quien continúe con el pequeño negocio familiar en su nueva ubicación.



Desde la Joyería J. Hernández, queremos seguir creciendo e innovando, porque, para nosotros, lo más importante es la cercanía con el cliente, su satisfacción y confianza, sin renunciar a los valores y señas de identidad propias de una empresa familiar.