La Gruta de Arbedales es un ejemplo del milagro de la arquitectura natural. Los secretos de la tierra suelen descubrirse por casualidad. También en esta ocasión fue el azar el que hizo que en la década de los sesenta del pasado siglo, el Sr. Del Busto diese con las Grutas por el avance de una cantera de caliza. Gota a gota, siglo a siglo, y desde hace millones de años, esta Gruta viene funcionando de la misma forma, como un laboratorio oscuro, silencioso, eficaz y permanente. Debido a factores fisicoquímicos, empiezan a depositarse pequeños cristales de carbonato cálcico en el suelo de la Gruta yen las grietas del techo, milímetro a milímetro, año tras año, y creciendo lentamente a razón de 1 centímetro cúbico cada siglo, dando lugar a las formas que conocemos como estalactitas y estalagmitas.