Recordar hechos pasados no constituye una estéril manifestación de nostalgia ni mucho menos de rencor.
Porque la Historia es maestra de la vida y de su estudio pueden obtenerse siempre lecciones válidas de cara al porvenir.
En ello reside su valor y el de todas las manifestaciones que tratan objetiva y serenamente de profundizar en el conocimiento del pasado.