Me gustaría empezar, así como acaban los cuentos: los personajes consiguen aquello por lo que habían luchado tanto y “fueron felices y comieron perdices”... el 19 de Julio de 1999, me sentí yo la protagonista, había llegado al final del cuento ... Había cruzado por fin el espejo mágico que me trasladaba al País de los Deseos: el deseo de abrir mi Escuela Infantil y el deseo de aplicar todo lo que había aprendido .
Con la magia de la lámpara de Aladino, siempre con la capacidad de sorprender... Pere y Jaume, me sorprendieron a mí, con EL COLE DE PATE, ellos no sabían decir Maite y me llamaban Pate.
Al final de este cuento, solo pido un deseo: espero saber vivir la educación como una varita mágica que me permita preparar para la vida al bien más delicado que podemos disfrutar, los niños.