La Sierra de Gibalbín abriga este cortijo andaluz del siglo XIX. Tiene alma taurina y tradición agrícola, a pocos minutos de Jerez de la Frontera.
Desde los años 50 es el lugar donde pastan las reses de la prestigiosa ganadería de Rocío de la Cámara.
Este cortijo es sinónimo de naturaleza en estado puro. Un lugar donde agricultura, cacería, ganadería brava y caballos de pura raza española conviven de una forma muy especial; dando vida a un pequeño paraíso con mucho sabor andaluz.
Se puede vivir la experiencia de ver la crianza del toro bravo en el campo. En vivo y en directo se puede disfrutar muy de cerca de este poderoso animal además de su hábitat natural.