La capacidad de crear no tiene límites. Toda idea debe ser un salto al vacío donde cada detalle es importante, hasta el más insignificante. Sólo esa filosofía nos permite abordar los retos con la certeza de que lo que una vez imaginamos, gracias al esfuerzo, se convierte en realidad. La perfección como tal no existe, pero soñar, planificar, diseñar y evolucionar en su búsqueda es una de las aventuras más apasionantes en las que nos podemos sumergir. Y esto no sólo debe ser una forma de entender nuestros proyectos, el mobiliario y el diseño, sino una forma de entender la vida y las adversidades que nos plantea.