Escuchar el mensaje del cuerpo y corregir nuestra dirección es la única manera de que la enfermedad realmente remita para siempre y no vuelva una y otra vez. Pero somos una especie absolutamente social, nuestro cuerpo depende directamente de nuestra relación con los demás. La acupuntural nos ayuda a darle un destino al paciente, pero sólo de él depende su salud.