“Redescubrir con pulcritud la intensidad de los sabores tradicionales, esos que sólo pueden ser conquistados con productos de calidad y origen garantizados y con un cocinar de mimo lento… No hay más truco en la cocina de alta calidad.
Es necesario, pues, aprender a tratar y enriquecer en los fogones lo tantísimo de bueno que tienen las anchas tierras castellanas y leonesas, con su huerta histórica que hemos heredado; el monte barroco de caza; hongos y bayas; el pastoreo de páramos o las tres aves de corral que estuvieron siempre en nuestras fiestas…”.