Torreparedones Parque Arqueológico

Carretera A-3125, PK. 18, Baena, 14850 ,Spain
Torreparedones Parque Arqueológico Torreparedones Parque Arqueológico is one of the popular History Museum located in Carretera A-3125, PK. 18 ,Baena listed under History Museum in Baena , Property Management in Baena , Museum/art gallery in Baena ,

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La historia de Baena incluye signos e incertidumbres que guían la búsqueda de una identidad propia por parte de sus habitantes e invita a la visita a aquellos que gustan de dejarse llevar por el misterio y la capacidad de sorpresa. Uno de ellos es el nombre del principal enclave histórico habitado en el espacio rural del municipio, la ciudad que conocemos como Torreparedones, ibera y romana primero, enclave militar después durante el Medievo y redescubierta en las recientes excavaciones. Ya inaugurada, invita al visitante a un paseo por sus calles.
TorreparedonesUbicación: Carretera A-3125, PK. 18
Horarios Turísticos
El lugar conocido como Torreparedones o Torre de las Vírgenes está ubicado en plena campiña cordobesa, entre los ríos Guadalquivir al norte y el Guadajoz al sur, en el límite septentrional de los términos municipales de Baena y Castro del Río. Su situación topográfica, sobre una de las cotas más elevadas de la zona (579.60 m.s.n.m.) lo convierten en el techo de la Campiña.

El empuje decisivo para la recuperación del yacimiento lo ha dado el Ayuntamiento de Baena, que decidió poner en marcha allí un parque arqueológico. Inaugurado y abierto al público desde el 16 de enero de 2011, de Torreparedones destacan como elementos más singulares y atractivos la muralla ibérica, la puerta principal de acceso a la ciudad de época romana, el santuario iberorromano, el centro monumental de la ciudad romana (termas, macellum y plaza del foro), así como el castillo medieval.

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Estuvo habitado al menos durante 3.500 años, desde la Edad del Cobre hasta la Baja Edad Media. En las épocas ibérica y romana Torreparedones alcanzó su máximo esplendor contando, ya desde el siglo VI a.C., de una potente muralla, reforzada con torres, que rodeaba un espacio de 10,5 Ha.

El lugar es conocido desde la Edad Moderna por la aparición de notables vestigios, razón por la cual diversos eruditos lo mencionaron como importante "en tiempos de romanos" o en relación al controvertido asunto del martirio de las santas Nunilo y Alodia.


Algunos expertos ya califican a Torreparedones como "un yacimiento a la altura de Baelo Claudia o Segóbriga", según Carlos Márquez, Catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba, o un "apasionante proyecto de futuro" según palabras del arqueólogo municipal del Ayuntamiento baenense, José Antonio Morena.

Durante las diferentes campañas de excavación del yacimiento que se iniciaron en 2006, han tenido la oportunidad de visitar y conocer in situ los restos descubiertos científicos, profesores y expertos en arqueología que han expresado la importancia de lo descubierto hasta el momento.

TorreparedonesCabe destacar las visitas de Rosario Cebrián directora del parque arqueológico de Segóbrica (Cuenca), de Rebeca Rubio de la Universidad de Castilla-La Mancha, de Pierre Moret profesor de la Universidad de Toulouse-Le Mirail, de Fernando Quesada profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, de Andrés Adroher profesor de la Universidad de Granada, de Armin U. Stylow del Instituto Arqueológico Alemán, de Rafael Hidalgo profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, de Carlos Márquez, Desiderio Vaquerizo y Ángel Ventura profesores de la Universidad de Córdoba, de Luis Baena y Pedro Rodríguez Oliva de la Universidad de Málaga y de José Beltrán y Pilar León Alonso profesores de la Universidad Hispalense.
UN POCO DE HISTORIA
Desde hace varios siglos diversos eruditos se hicieron eco del lugar, aunque de una forma tangencial, tratándose de citas puramente nominales para nombrarlo como importante "en tiempos de romanos" o en relación al controvertido asunto del martirio de las santas Nunilo y Alodia. Sánchez de Feria, E. Flórez o el P. Ruano son algunos ejemplos. En agosto de 1833 se produjo uno de los descubrimientos más relevantes: el denominado mausoleo de los Pompeyos, una tumba hipogea en cuyo interior había diversas piezas pertenecientes al ajuar funerario, así como 14 urnas cinerarias, dispuestas sobre un banco corrido, que ofrecían la particularidad de mostrar 12 de ellas, en una sus caras, los nombres de las personas allí enterradas. Dicho descubrimiento trascendió no sólo las fronteras provinciales sino también las nacionales al hacerse eco del mismo algunas publicaciones especializadas francesas.

La publicación en 1989 del libro "El Santuario Ibérico de Torreparedones (Castro del Río-Baena, Córdoba)", de José A. Morena, supuso un hito en la historia del yacimiento pues originó la puesta en marcha de un ambicioso proyecto de investigación denominado "The Guadajoz Proyect" dirigido por los profesores Mª Cruz Fernández Castro, de la Universidad Complutense de Madrid, y Barry W. Cunliffe, del Instituto de Arqueología de la Universidad de Oxford, junto a otros arqueólogos de la Universidad de Córdoba. Dicho proyecto fue autorizado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y contó con la colaboración del Excmo. Ayuntamiento de Baena. Los resultados obtenidos durante esos años pusieron de manifiesto la importancia de Torreparedones para el conocimiento de numerosos aspectos de la Antigüedad y Edad Media: arquitectura militar, urbanismo, religión, etc. La reciente declaración de Torreparedones como Bien de Interés Cultural, por parte del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, pone de relieve el interés y la importancia de este yacimiento que está llamado a ser uno de los hitos patrimoniales más singulares de nuestra provincia.
Desde 2006 el Ayuntamiento de Baena, dentro del proyecto BaenaCultura, ha creado un parque arqueológico en Torreparedones que fue inaugurado el pasado mes de enero de 2011.

EL NOMBRE DE LA CIUDAD: Ituci Virtus Iulia
Pese a la importancia del yacimiento arqueológico de Torreparedones, aún no disponemos de argumentos sólidos para conocer el nombre que tuvo en la Antigüedad, ni en época ibérica, romana y medieval islámica. Los primeros documentos escritos, tras reconquista, lo mencionan como Castro el Viejo y después como Torre o Cortijo de las Vírgenes, que nada aportan sobre su nombre antiguo.
Aún así, se han barajado diversas hipótesis: Bursavo y la colonia Ituci Virtus Iulia. Bursavo aparece mencionada, exclusivamente, en el Bellum Hispaniense, una obra de autor anónimo que relata el conflicto bélico que enfrentó a mediados del siglo I a.C. a Julio César con los hijos de Pompeyo. Cuando César estaba en pleno asedio del núcleo pompeyano de Ategua, envió una importante embajada de senadores y caballeros romanos a Bursavo (importante bastión pompeyano) para conseguir su apoyo. Por lo tanto, debía ser una ciudad importante, fuertemente amurallada, y situada en el entorno de Ategua. Por su parte, la población de Ituci Virtus Iulia es citada por Plinio en su Historia Natural, como colonia inmune perteneciente al conventus Astigitanus, entre Ucubi Claritas Iulia (Espejo) y Tucci Augusta Gemella (Martos) y aunque de momento no se conocen inscripciones que permitan establecer una ubicación certera, desde el siglo XIX se viene defendiendo como hipótesis bastante probable la ubicación de esta colonia en Torreparedones. Los recientes hallazgos en la zona del foro vendrían a reforzar este planteamiento.



Durante los trabajos de desescombro y limpieza de la ermita moderna dedicada a las mártires Nunilo y Alodia, que se encuentra derruida y convertida en majano intramuros a mitad de camino entre el foro y el santuario, se recuperó un fragmento de placa de piedra caliza micrítica gris (piedra de mina, como las losas del Foro) fracturada por todos los lados. Presenta la cara posterior toscamente desbastada y la cara anterior o campo epigráfico enmarcado originariamente por una moldura en forma de "s", de la que subsisten restos en el lado derecho. Las letras, de 8 cm. de altura, son capitales cuadradas de buena factura y escaso contraste, con refuerzos poco desarrollados y rasgos propios de época augustea.
Debido a la fragmentariedad de la placa, no sabemos si se trató del revestimiento de un pedestal honorífico de estatua o de un epitafio encastrado en un monumento funerario. En cualquier caso, lo verdaderamente interesante de la inscripción se encuentra al final de la línea 2, a lo que parece tras el nombre del protagonista y formando parte de su cursus honorum, donde aparece una letra G seguida de una interpunción y del número XXXIII suprabarrado, es decir, con una línea incisa horizontal arriba. Este signo epigráfico se empleaba para indicar un numeral ordinario: trigésimotercero/a. La abreviatura se resuelve con seguridad como una referencia a la Legión 33ª del ejército romano.

La inscripción, por lo tanto, alude a un militar veterano de tal legión, bien soldado raso, bien oficial (centurio, tribunus militum, etc.). Las inscripciones que mencionan a militares son muy escasas en la Bética, provincia inerme (sin ejército acantonado) desde Augusto y durante toda la época imperial; documentándose aquéllos sobre todo en calidad de colonos de las colonias fundadas por César y Augusto durante la segunda mitad del s. I a.C, como Urso (colonia Genetiva Iulia, Osuna) o Astigi (colonia Augusta Firma, Écija).

La Legio XXXIII fue reclutada por Julio César entre la primera campaña de Hispania contra Pompeyo (primavera-verano del 49 a.C.) y la batalla de Farsalia (9 de agosto del año siguiente, 48 a.C.), seguramente en Italia. Combatió en la batalla naval de Actium bajo las órdenes de Octaviano (2 de septiembre del 31 a.C.) contra la flota de Cleopatra y Marco Antonio, siendo disuelta a continuación de la victoria (Rodríguez, 2001, 437). Después de la conquista de Egipto (30 a.C.), sabemos que Augusto reformó el ejército, desmovilizando a miles de veteranos y premiándolos con tierras mediante la fundación de colonias en Italia y las provincias.

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