Taller de Psicología

Nos vincula creer en las personas, nos vincula la curiosidad y la apertura a aquello que ayuda, la escucha y la mirada integral a lo que está pasando, está quieto y en movimiento en cada uno. Cada proceso es artesanía humana.
Nos diferencian nuestras herramientas de trabajo y sus correspondientes corrientes psicológicas, nuestra formación, momentos vitales, edades y la propia esencia vocacional traducida en distintos enfoques desde donde acompañar a la persona en aquello que más necesita ahora.
Este equipo se hace al construir, caminar en la acogida, respeto del ritmo personal y profesionalidad.




El TALLER DE PSICOLOGÍA
Nació desde la necesidad de crear un espacio de encuentro, crecimiento, sanación y sentido que fuera más allá de la idea del psicólogo y la psicología como ámbito reservado a personas con problemas. A decir verdad, todos tenemos problemas: ¿quién no? Pero, desde nuestro punto de vista el problema es el motor que mueve la pregunta hacia una solución y que, de no existir, nos dejaría parados, en nuestra zona de confort. El problema es la sombra que pugna por encontrar una nueva luz, el vacío que necesita ser llenado, la mancha que pide un nuevo encuadre.
Por eso, la idea de un “taller”. Porque, efectivamente, el taller es el lugar de reparación: se reparan las averías, pero también se revisan y se ponen a punto distintos instrumentos desgastados por la rutina diaria: nuestro “coches” o motores vitales que nos llevan por la vida en medio de sus ajetreos, pero también nuestros violines, nuestras músicas, nuestros proyectos, nuestros sueños. Un taller es también espacio de aprendizaje: se aprende a vivir la vida, experimentando, explorando, volviéndose curioso del propio vivir. Un taller es lugar de creación, de desarrollo del propio talento y la creatividad. Y, por último, en un taller se aprende una maestría: nos hacemos maestros de nuestra propia vida.