Sin duda, la abogacía preventiva es sumamente elemental para evitar quebraderos de cabeza innecesarios.
Como abogada y criminóloga soy plenamente consciente de que ser víctima o acusado de un ilícito de cualquier naturaleza es una experiencia extremadamente desagradable y frustrante. La posibilidad de ser sancionado o sufrir daños en la reputación pueden ser causas de estados de ansiedad e inseguridad.
Ello hace necesario contar con habilidades y estrategias específicas y decisivas de un buen profesional para cada caso particular, quien defienda sus derechos e intereses con plena accesibilidad, compromiso y dedicación.
La confianza en su abogado es la base de una buena defensa y asistencia jurídica.