Historia y tradición familiar
En 1868, Antonio Rodríguez adquirió una de las primeras almazaras que se fundaron en la Comarca de la Sierra de Cazorla. Productor y vendedor de aceite de oliva; suministraba a gran parte de los pueblos de la comarca de la Sierra de Cazorla, arrobas de aceite para uso cotidiano en los cortijos y haciendas de la zona.
La almazara situada a orillas del río Cañamares, se caracterizaba por elaborar un producto tradicional, en el cual todo el proceso se realizaba a mano y sin más ayuda que la de sus bestias y una muela de piedra. El aceite se extraía a través de un sistema de capachos mediante la presión ejercida por una prensa manual.