Educar en positivo es una actitud ante la educación.
Es creer en la capacidad de cada uno y en los talentos individuales, y potenciarlos.
Es poner límites y normas desde la escucha interior para ver más allá del simple comportamiento.
Es, en definitiva, educar creyendo que nuestro hijo es la mejor versión de sí mismo en cada momento y que, con nuestro apoyo, llegará a ser lo mejor de lo que él quiera ser.
Es la creencia de que la educación debe ser alentadora, motivadora, enriquecedora y que puede hacerse desde el Sí, desde la posibilidad en lugar de desde la prohibición.