La cocina rusa deriva de una riqueza innumerable de platos, debido en primer lugar al carácter multicultural y en segundo lugar a la vasta extensión geográfica del país. Sus fundamentos gastronómicos se asientan en la comida campesina de las poblaciones rurales ubicadas en lugares caracterizados por un clima extremadamente frío. También encontramos en muchos platos y en las especias, la influencia oriental por la antigua ruta de la seda así como por la proximidad con el Cáucaso, Persia y el antiguo Imperio Otomano.
Muchos platos que hoy consideramos típicamente rusos son de procedencia polaca, francesa o italiana. Llegaron a la corte de Catalina la Grande (en ruso: Екатерина Великая,Ekaterina Velikaya o Ekaterina Segunda) a través de los contactos de la emperatriz con Europa occidental. Posteriormente las recetas sufrieron algunas modificaciones al ser interpretados con ingredientes locales. La cocina rusa ha tenido un largo camino de desarrollo marcado por la historia de pais.